woensdag 19 mei 2010

El regreso de la prisión política al hogar

















Miami, Lunes 17 de Mayo,2010


Dicen que al salir de la Disip, el pasado jueves 13 de Mayo, 2010,donde permaneció en sus calabozos por 6 años y 3 meses, le tomó una foto al cielo, sin importarle que era ya de noche. Raúl Díaz, un joven universitario que fue sentenciado sin ninguna evidencia por los sucesos de los atentados a las sedes diplomáticas de Colombia y España en Febrero del 2003, dejaba entonces atrás no solo muchos recuerdos de injusticias, compañerismo por sus vecinos de celda, y el día a día de la vida de un preso político.

Su familia, quien siempre estuvo a su lado y fue su apoyo más fuerte, se reunió en casa para darle la bienvenida, y, con esto, Raúl nuevamente retomaba su vida como un hombre libre, quedando ese tiempo en cárcel política sin poderlo recuperar. Si bien hizo grandes amigos como el Comisario Lázaro Forero, y maduro en una forma que nunca se imagino, el tiempo en los calabozos no se los devolverá nadie.

Con una detención sorpresiva, ya que siendo inocente creyó que nunca seria encarcelado, sus clases en la Universidad Santa María se interrumpieron, y se limito a ver por televisión los movimientos estudiantiles que nunca quisieron darle apoyo, algo difícil de entender de jóvenes que luchan por la libertadla justicia y “dicen” apoyar a los presos políticos.

Debemos reflexionar que Raúl puede ser cualquiera, y la lucha debe ser dada por todos nuestros presos sin ser selectivos ni mezquinos por intereses particulares de quienes se “dicen “defensores de estos.

En la soledad de su calabozo, Raúl “viajo” a su casa, recorría cada espacio, extrañaba las discusiones con su hermana, y repasaba su cuarto como lo había dejado. Al volver a su hogar, a su cuarto, no podemos imaginar lo que esa primera noche paso por su mente, ya como un hombre libre. Tampoco podemos imaginar, lo que sintió al despertarse con el sol del amanecer, algo de lo que se le privo durante sus años de encierro.

La historia de Raúl, que pasaba casi inadvertida en Venezuela pero muy al contrario, fue un caso que despertó el interés y la solidaridad en el exterior, no puede repetirse. Debemos alzar la voz por TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS que hoy suman 28 hasta lograr el regreso a sus hogares. De nosotros depende.

Patricia Andrade.

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